En plena etapa maratón, la piloto de Soficat Xerox se aproxima a la posición que ocupa su pareja Jaume Betriu.
“Está claro que yo quiero mejorar posiciones, pero sé que, si él no falla, es más rápido que yo. Es el único piloto de los que tengo delante de mí que quiero que siga delante y que le vaya muy bien”.
“Me lo he tomado con calma. Era una etapa muy peligrosa, como toda la segunda semana, así que mejor acabarla cuanto antes”.
“Tengo ganas de que termine esta carrera, porque al final no depende de la técnica, ni de la navegación, sino más bien de aguantar con el gas a fondo”.
Recta final para Laia Sanz en el Dakar 2020. La piloto de Soficat Xerox encara las dos últimas jornadas de competición con la mirada puesta en cruzar la meta y conseguir el objetivo de terminar por décima vez consecutiva. Lo puede hacer, además, en el top 15 o, al menos, a las puertas de ese resultado que marca uno de sus objetivos deportivos.
En la décima etapa, entre Haradh y Shubaytah, que se ha acortado a 223 de los 534 kilómetros cronometrados previstos inicialmente, por seguridad, la de Corbera de Llobregat ha finalizado en 19ª posición. Lo más importante es que ha arañado tiempo en la general y se encuentra ahora a sólo 14 segundos del 16º puesto. Además, se ha acercado un poco más al 15º, posición que por casualidades de la vida ocupa su pareja Jaume Betriu, a 14 minutos y 22 segundos.
¿Tendrá consecuencias ese resultado en la relación, si se mantiene hasta el final? ¿Hay pique deportivo entre la pareja? “No, no hay pique”, suelta Laia Sanz, justo antes de que Betriu la desmienta rápidamente: “Hombre, un poco sí lo hay”. “Aunque es un pique sano”, matiza.
“Está claro que yo quiero mejorar posiciones, pero sé que, si él no falla, es más rápido que yo. Es el único piloto de los que tengo delante de mí que quiero que siga delante y que le vaya muy bien. Lo está haciendo perfecto, navegando muy bien y yendo a un ritmo más tranquilo de lo que puede ir, pero es lo que tiene que hacer. Su carrera está siendo muy inteligente”, explica la de Soficat Xerox.
Pese a que han coincidido pocas veces en la pista, sí lo han hecho en los refuelings, donde Betriu revela una de las anécdotas que ilustran ese “pique sano” al que se refiere: “El otro día, nada más terminar, me dijo: ‘Hoy te he ganado yo’, con esas ganas de poder hacer una etapa buena que tenía. Me encantaría que termine su diez de diez y lo haga en el mejor puesto posible, porque se lo merece. Es única en esto”.
Relaciones de pareja al margen, este Dakar está resultando dispar en cuanto a las valoraciones. Si la primera semana fue del agrado de los pilotos, la segunda ha despertado algunas críticas por el exceso de velocidad y el riesgo que eso entraña para los participantes de motos.
Así lo valora Laia Sanz: “Me lo he tomado con calma. Era una etapa muy peligrosa, como toda la segunda semana, así que mejor acabarla cuanto antes. Por suerte la han recortado por seguridad. Han dicho que no había helicópteros para hacer la segunda parte de la especial, seguramente porque ha habido muchas caídas y accidentes, así que contenta de estar bien. Tengo ganas de que termine esta carrera, porque al final no depende de la técnica, ni de la navegación, sino más bien de aguantar con el gas a fondo”.
Esta noche los pilotos no podrán contar con las asistencias, al estar de pleno en la etapa maratón, que finalizará mañana con la undécima especial del rally, entre Shubaytah y Haradh, con un total de 744 kilómetros (379 cronometrados).