Laia Sanz ya piensa en la Erzberg Rodeo 2020

No pudo ser. Laia Sanz lo intentó, pero en su debut en la Red Bull Hare Scramble, la carrera principal de la Erzberg Rodeo, se quedó a las puertas del objetivo. La española no pudo convertirse en la primera mujer que logra terminar la prueba más dura del enduro extremo, que en esta edición cumplía 25 años, pero dejó otra muestra más de su coraje.

Superar el Gigante de Hierro, como se conoce la mina austríaca donde se disputa esta carrera de obstáculos imposible, sólo está al alcance de unos pocos. El pasado domingo, de los 500 riders que tomaron la salida (otros 1.200 no se clasificaron), sólo 16 fueron capaces de cruzar la meta en las 4 horas que fija la organización. Ése es límite para completar los 35 kilómetros de un recorrido que para la gran mayoría acabó convirtiéndose en una pesadilla.

La piloto de Soficat Xerox luchó con fuerza, con la voluntad de llegar hasta el final, y por momentos parecía que así sería, pero la inédita gesta que intentó tendrá que esperar a una próxima edición. “Volveré. Estoy orgullosa y contenta porque superé muy bien algunos de los obstáculos más difíciles y ahora sé qué me faltó. Si KTM está de acuerdo, lo intentaré nuevamente el año que viene”, asegura enérgica.

La 18 veces campeona del mundo de trial y enduro compitió con una KTM 300 EXC TPI preparada expresamente para la ocasión, una moto de 2 tiempos muy distinta a lo que está habituada. A pesar de ello, y de que se estrenaba en una modalidad como el enduro extremo en la que es una “novata”, según reconoce, Laia Sanz tuvo un buen arranque el domingo. Desde la primera fila de 50 pilotos, protagonizó una buena salida y pudo esquivar la montonera de pilotos que se formó en el primer escollo del trazado. Centrada en su misión, fue superado los primeros controles de paso (CP) oscilando del 16º al 18º puesto, hasta que en un punto equivocó la ruta y quedó atrapada en un hoyo del que le costó horrores escapar.

“Empecé súper bien y fui superando obstáculos muy bien, aunque en una subida muy complicada caí dos veces y dejé la moto tocada. Antes del refuelling, me equivoqué y me quedé en una zona de nieve de la que no había forma de salir. Ahí me fundí”, confiesa.

Con las fuerzas ya mermadas, Laia Sanz debió afrontar la parte más temida de la Red Bull Hare Scramble, una zona llamada Carl’s Dinner plagada de rocas, donde se le esfumaron sus posibilidades: “Llegué muerta y eso es lo que hay que evitar a toda costa, porque el cansancio te hace cometer errores”. Pero la campeona del Dakar apretó los dientes y continuó adelante, pese a saber que el gran desgaste que estaba realizando ya no serviría de nada, puesto que no era posible completar el recorrido en el tiempo estipulado. “Al salir de Carl’s Dinner tiré todo lo que pude porque quería llegar cuanto más lejos mejor, pero cuando pasé por el CP 20 me dijeron que hacía tres minutos que se habían cumplido las 4 horas”, explica.

Sea como sea, la piloto de Soficat Xerox y KTM demostró de qué pasta está hecha una campeona como ella y ya piensa cómo enfrentarse a la prueba el próximo año: “Me ha faltado físico. Aún no estoy en mi mejor momento de forma, después de la lesión que tuve en el Dakar, pero lo bueno es que ahora sé cómo es esta prueba y cómo hay que afrontarla”.