El Metaverso necesita de tecnología que aún no existe

El metaverso es un espacio en el que podrás realizar muchas de tus actividades diarias, pero sin moverte de casa. Por ejemplo, imagínate ir de compras a una tienda, no visitando
una página web, sino recorriendo los pasillos, eligiendo los productos que más te gustan e incluso probándotelos.

En lugar de esperar hasta las vacaciones para coger un vuelo, podrías visitar anticipadamente ese destino paradisíaco con el que tanto sueñas y caminar por sus playas contemplando el atardecer. O, quizá, si eres un amante de la música, asistir a un concierto que tiene lugar a miles de kilómetros, acompañado de tus amigos y desde la comodidad de tu sofá.

Lo cierto es que el término metaverso no es completamente nuevo. Neil Stephenson lo utilizó por primera vez en 1992 en su novela 'Snow Crash', que narra la historia de un
repartidor de pizza en el mundo real, pero príncipe guerrero en el mundo virtual que un día descubre la existencia de un poderoso virus que amenaza con destruirlo todo.

Y el concepto de mundos virtuales tampoco es demasiado reciente. En la actualidad tenemos muchos ejemplos de ellos, principalmente provenientes de la industria de los videojuegos. Si de conciertos se trata, Fortnite, el battle royale de Epic Games, ha sido escenario de vario espectáculos musicales, entre ellos uno de Ariana Grande.

El concepto por el que apuestan muchos gigantes tecnológicos debe ser completamente inmersivo, por lo que interactuaremos con otros a través de avatares fotorrealistas y utilizando cascos avanzados de realidad virtual.

De esta forma, varias compañías están gastando millones de dólares en este concepto. Meta, por ejemplo, tiene toda una unidad de negocio dedicada al metaverso. Se trata de Reality Labs, donde concentra el trabajo que hace para su mundo virtual Horizon World, sus gafas de realidad virtual Meta Quest, anteriormente conocidas como Oculus, y varios otros proyectos, entre ellos Project Cambria.

Eso sí, el desarrollo del metaverso como lo imagina Meta requiere de un enorme trabajo en hardware y software. De hecho, su idea por ser un referente en este campo no le está saliendo nada barato. Sin ir más lejos, en el último trimestre de 2021 gastó 10.000 millones de dólares y en los primeros tres meses de 2022 añadió otros 3.000 millones de dólares más. No obstante, como mencionamos arriba, no es la única Big Tech que apunta en esa dirección. Microsoft, en caso que este negocio se convierta en un éxito, también quiere tener una parte del pastel.

El gigante de Redmond está trabajando principalmente en tres grandes áreas para conseguirlo: juegos, plataformas para empresas y hardware.