En las últimas décadas, la gran parte de los comercios online ha estado ligado al uso de las “cookies”, estos son pequeños archivos digitales que se quedan guardados en el ordenador
que permiten a muchas empresas puedan rastrear la actividad de los usuarios y su actividad en internet, lo cual les permite ofrecer publicidad personalizada a pesar de no haber visitado su página web.
La entrada del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GRPD) en 2018, el mundo digital empezó a cambiar pues la norma puso en el centro de la regulación comunitaria el concepto de privacidad y fue como una bola de nieve ante la que han reaccionado los grandes de Internet.
Desde hace ya algunos años que Safari, el navegador de Apple, y Firefox restringieron el uso de las ‘cookies’ de terceros, pero es Google, cuyo navegador, Chrome, tiene una cuota del mercado del 64%.
Para muchas empresas, la eliminación de las cookies, puede significar una gran pérdida de publicidad, ya que se suelen guiar de los datos de sus usuarios. Por otro lado, impulsaría a que las empresas se planteen diferentes y nuevas estrategias para atraer a los clientes digitales y de esta manera, obtener un target más personalizado.
En el nuevo panorama los datos propios serán un activo mucho más valioso, y las empresas deberán buscar nuevas fórmulas para obtenerlos. “Tenemos que ser capaces de ofrecer a nuestros usuarios servicios, contenidos, experiencias... que les resulten lo suficientemente atractivos como para entregarnos sus datos”, señaló Carlos Pérez Beruete, director de ventas digitales y marketing de BBVA.
Se prevé que a finales del 2023 eliminaran definitivamente las cookies de terceros del navegador.