¿Cuántas veces nos habremos lamentado de qué “el WiFi va muy lento”? La saturación del espectro de radiofrecuencia empieza a ser muy común y provoca una reducción de la velocidad de las conexiones. Desde hace cinco años se trabaja en una alternativa descubierta en la Universidad de Edimburgo por el científico Harold Haas.
Se trata de una nueva tecnología destinada a substituir el WiFi. La principal diferencia entre ambas es que, a pesar de ser ondas electromagnéticas que transportan datos, el WiFi lo hace por microondas y el LiFi a través de la luz visible. De alguna forma podemos decir que las bombillas actuarán como router de nuestros dispositivos.
Sólo hará falta instalar un modulador en cualquier bombilla LED y un fotodiodo en el receptor de la señal para establecer una comunicación bidireccional y que este sistema de transmisión funcione. El modulador hará que la bombilla se encienda y apague millones de veces por segundo, de manera que creará los ceros y los unos binarios, y el fotodiodo interpretará los cambios de luz para convertirlos en información.
Este nuevo sistema de transmisión tiene una velocidad 100 veces superior a la del WiFi, su ventaja más llamativa. Los científicos que han estado probando esta tecnología en oficinas (en Estonia) han logrado transmitir datos a velocidades de 1GB por segundo. Una cifra muy inferior a la alcanzada en laboratorios (224GB), pero que aumenta y mucho la del WiFi.
Pero la mayor velocidad no es el único punto a favor. Lo que inicialmente podría parecer una desventaja, como su limitado alcance (el espacio que está iluminado), se puede convertir en una revolución de la seguridad doméstica. Al no atravesar las paredes, nadie externo podrá conectarse a nuestra red, protegiendo nuestros datos.
Una nueva tecnología que puede servir para hacer realidad las ciudades inteligentes y también, como no, aplicable a la impresión. Su implantación comercial precisa de un rediseño de muchos de los equipos tanto emisores como receptores existentes.