Hace ya muchos años, el correo electrónico es una herramienta de comunicación indispensable para muchas de personas. Aunque las redes sociales y las aplicaciones de mensajería móvil son cada vez más populares, esta sigue siendo una de las principales herramientas para comunicarnos a nivel personal y, sobre todo, profesional.
Se estima que actualmente hay 4.100 millones de usuarios de correo electrónico en todo el mundo, lo que se traduce en más de 306.000 millones de correos electrónicos enviados y recibidos diariamente solo en el último año.
Con el creciente uso de esa herramienta, también se incrementan los peligros en materia de ciberseguridad ya que el correo electrónico puede ser un punto de los cibercriminales a la información de la víctima.
Los atacantes pueden emplear varios medios para obtener los datos de acceso a una cuenta. Podrían enviar un correo electrónico de “pushing” directamente, haciendo creer a la víctima que proviene de una fuente legítima pidiéndote que vuelvas a iniciar sesión.
Existen algunos signos de alerta el cual se tiene que tener en cuenta para evitar ser hackeado, actuar de inmediato y cambiar de contraseña de inmediato. Estos signos pueden ser por ejemplo: si recibes notificaciones por parte de tu proveedor sobre múltiples inicios de sesión desde IPS diferentes dispositivos o alertas de solicitud de cambios de contraseña del correo a través de otros sitios web y/o aplicaciones.
Además, los ciberdelincuentes también podrían adivinar o forzar tu contraseña de correo electrónico mediante un software automatizado.
De esta manera, podrían probar con varias claves hasta que su sistema consiga la correcta y puedan penetrar en la cuenta.
Para evitarlo, lo mejor que puede hacer el usuario es crear una contraseña robusta que sea difícil de descifrar.