El programa Vision Zero impulsado desde la Unión Europea contempla alcanzar las cero muertes en carretera en el año 2050. Para ello hace ya años que ha impulsado una serie de
medidas que incrementan la seguridad entre los automóviles.
Una de las medidas estrella es la de las ADAS (Advanced Driver Assistance Systems), una serie de sistemas de seguridad que son obligatorias desde el 1 de julio para todos aquellos
que se homologuen el coche en la Unión Europea, pero no para los que se vendan, ni mucho menos para los que ya circulan.
Eso sí, en 2024 será obligatorio para todos los coches que se vendan en la UE. Mientras que en 2024, además, se incorporará el detector de peatones y ciclistas, que será obligatorio en 2026.
Por el momento se pone en marcha la primera parte de un proyecto con el que se contempla evitar 25.000 muertes y 140.000 heridos graves en carretera en territorio europeo. Los sistemas ADAS son los herederos directos del ABS y del ESP. Se trata de automatismos enfocados hacia la seguridad y que se ponen en funcionamiento para mejorar nuestra conducción y evitar un accidente.
Ambos supusieron una revolución. El ABS contribuyó a mejorar nuestra frenada, mientras que el ESP, conocido como control de estabilidad, llega a modificar el comportamiento del coche actuando sobre frenos y volante para evitar un accidente. Ahora las ADAS van mucho más allá, aunque la base de funcionamiento es la misma.
Todos estos sistemas tienen un denominador en común, y es que acabarán formando parte de lo que conocemos como conducción autónoma.
Entre todos hay uno muy singular y muy eficaz que se llama detector de sueño. En este caso, está compuesto por una cámara que enfoca a nuestra cara e identifica síntomas de sueño o cansancio. Si detecta que nos dormimos emite una alarma sonora y luminosa para despertarnos. En el caso de que tan solo detecte somnolencia lo que hace es recomendar que paremos a descansar y tomar un café.